Este vapor de carga inglés se hundió por accidente al chocar contra el Bajo de Fuera el 31 de mayo de 1899. Se cree que transportaba raíles ferroviarios porque hay diseminados en esa zona una buena cantidad de ellos. Si avanzamos a escasos 15 metros de la proa del Sirio, encontramos los restos del Minerva, en posición invertida, entre -40 y -60 metros, en paralelo al bajo en su cara SE; y por eso es conocido como Boca Abajo.
En su aleta de estribor se encuentra un orificio por el que es posible acceder al interior. A los buceadores les gusta recorrerlo de extremo a extremo. Se adivinan algunos restos que nos hacen ver que estamos en las entrañas de un barco. Salimos por la inmensa grieta que abre el casco prácticamente en dos según nos acercamos a la proa. El recorrido por el interior sólo está recomendado para buceadores experimentados por su peligrosidad. Se aconseja el recorrido de popa a proa por encima de la quilla invertida.
A medida que nos vamos alejando podemos ver una escena inquietante, si tenemos la fortuna de tener buena visibilidad, envueltos por la penumbra se abre ante nosotros la imagen del desastre; a nuestra derecha, la visión de la embarcación bocabajo y abierta en canal, y a nuestra izquierda, la ladera casi vertical, oculta en parte por restos de metal que un día formaban parte de la carga, quién sabe si de uno o varios barcos.
Unos buceadores encontraron la campana con su nombre bajo el pecio, por lo que está claramente identificado, no así otros que se encuentran diseminados en la misma zona, como el Kasenga, el Ízaro o el Primo.
Para bucear aquí: Por tu salud y seguridad, es importante que hagas esta inmersión sin estar cansado o en mala forma física. Es obligatorio el uso de ordenador de buceo propio. Se recomienda guantes, foco y cuchillo. La inmersión se planificará en base a la experiencia de buceo en pecios de los buceadores.
Titulación: Buceador Avanzado Experimentado, recomendable TEC45